viernes, 20 de mayo de 2011

El gran Oñate

Si bien es cierto que no suelo traer a este espacio obra artística de autores extranjeros -por la especial idiosincrasia del mismo- cuando los trabajos hacen referencia a la historia de nuestro país, me parece muy interesante su promoción y conocimiento, ya que en mi opinión siempre es agradable descubrir fuera de nuestras fronteras la importancia y el aprecio que algunos artistas dan a nuestro legado histórico.


Cuando un buen amigo me habló del trabajo del escultor norteamericano John Sherrill Houser, lejos estaba de imaginar el impacto visual que iba a recibir al descubrir su obra estrella: la escultura del conquistador y explorador hispano Don Juan de Oñate. Y es que es muy difícil sustraerse a la sorpresa inicial de su imponente tamaño, algo que a posteriori deja paso a la admiración por el detalle y la fuerza que la escultura emana.


Houser, un enamorado de España y su historia, concibió esta obra como la primera de una serie de esculturas dedicadas a homenajear a aquellos hombres que exploraron y colonizaron durante el siglo XVI los territorios fronterizos entre lo que hoy es México y EEUU, siendo la ciudad texana de El Paso la candidata para hacerse con el primer trabajo del escultor.




La historia de la creación de la escultura arranca en 1997 momento en que Houser confecciona una maqueta de la escultura en tamaño reducido, miniatura que serviría de base para, trasladados a un estudio de ampliación en la ciudad de México, acometer el modelado de la colosal obra en el tamaño final. Una vez acabado el original, se llevó por piezas a un taller de fundición en Tesuque (Nuevo México), de donde salió hacia su emplazamiento final convertida en seis secciones de bronce, más una armadura interior de acero inoxidable. Con un peso total de diecisiete toneladas, la escultura se ensambló, en su mayor parte, en un hangar del aeropuerto de El Paso, completándose el resto una vez situada en la entrada de este, tras 8 días de montaje entre grúas y estructuras. El faraónico proceso finalizó en octubre de 2006.



Con más de once metros de altura, la magnífica escultura representa un caballo encabritado sobre las patas traseras, sobre el que a horcajadas monta Don Juan de Oñate. Con la mirada puesta en el horizonte, el conquistador ha sido retratado con barba, casco, espada, botas y guantes, en la mano izquierda las riendas, y en la mano derecha un curioso objeto: “la Toma”, el documento que reclama esta tierra para el Rey de España.
El efecto es imponente, en parte debido al tamaño, y en parte al exquisito detalle de la talla, considerada como la estatua de bronce más grande del mundo.


7 comentarios:

Edorta dijo...

Me parece fenomenal Luis, que hayas decidido incluir esta obra en tu blog, aunque el autor se extranjero. Es una obra impresionante, además el periodo al que pertenece, el descubrimiento y conquista de América es uno de mis favoritos.
Un saludo.

Francisco Javier dijo...

Gracias por el trabajo Luis. Prácticamente cada entrada que haces significa aprender algo nuevo y siempre, muy interesante.

Anónimo dijo...

un gran artista, un gran enamorado de España y gran amigo
Gracias Luis

Augusto

lmesteban dijo...

Muchas gracias amigos. Me alegro que os guste e impresione tanto como a mi. ;)

Daniel dijo...

Ya conocia al autor, y me sigue fascinando su talento y buen hacer. Pero no me estraña que sea un enamorado de España, ni de nuestra gloriosa historia.

Josito dijo...

Impresionante escultura y no menos excepcional artista. Gracias Luis por descubrirnos su trabajo. Procuraré no perderlo de vista.
Saludos. Josito.

JorgeFS dijo...

Perderlo de vista es poco menos que imposible. ¡Qué tamaño! Colosal.