viernes, 28 de mayo de 2010

Álvarez Cueto en Toledo

Hace un año por estas fechas, y mediante un pequeño y emotivo artículo, se anunciaba en este mismo espacio la idea de realizar un homenaje al ilustrador español, prematuramente desaparecido, Dionisio Álvarez Cueto.
En él se exponía la iniciativa de un grupo de miniaturistas militares que, espoleados por el abundante material gráfico que Dionisio dejó como legado, sirviese como homenaje al artista, realizando una serie significativa de miniaturas basadas en su obra, para a posteriori, exponerlas junto con las ilustraciones que habían servido de modelo.

Aunque la idea inicial era concentrarlas en la cita que el Miniaturismo nacional tenía anualmente en la localidad de San Lorenzo del Escorial, problemas con este evento han hecho que su localización definitiva sea la del Concurso Internacional de Modelismo de Toledo, a celebrar los días 5 y 6 de Junio en la Sala de Exposiciones de la Caja Rural de la ciudad manchega.

De la mano de la Asociación Cultural de Modelismo Histórico “Alabarda”, quien ha recogido el testigo de su preparación y puesta a punto, la pequeña exposición contará con unas 50 obras recogidas en varias vitrinas, mostrando el trabajo de otros tantos miniaturistas que con sus figuras han querido dejar testimonio de su admiración y compromiso hacia la labor artística de Dionisio, en lo que creemos, independientemente de la cantidad y calidad de los trabajos, ha sido un sincero y humilde homenaje.

Desde aquí me gustaría dar las gracias a todos los que han participado en este proyecto, así como animar a todos los amantes al arte militar a no dejar pasar la oportunidad de ver esta Muestra, orgullo de todos los que hemos colaborado en ella.

En la web http://www.cueto.byethost3.com/ se puede seguir el paso a paso de cada una de la piezas que van a conformar la exposición, así como los miniaturistas participantes.

viernes, 21 de mayo de 2010

Una aventura en Dinamarca

…..“juraron postrados ante aquellos lábaros de su salvación, no seguir más consejos que los del Honor, ni más sentimiento que los de Lealtad a su Patria. El Cielo les miró complacido, de aquel tierno y magnífico espectáculo y patrocinó y alentó con el consuelo la esperanza de sus corazones”

La obra “El juramento de las tropas del Marqués de la Romana” (294 x 442cm), fechada en 1850 por Manuel Castellano, es una pintura poco conocida y que al descubrirla me pareció impresionante tanto por la carga emotiva que desprende, como por la riqueza y variedad de personajes y uniformes que contiene, por eso esta semana he pensado en acercarla a este espacio y estudiarla un poco más a fondo.

La aventura de Don Pedro Caro y Sureda, Marqués de la Romana, y su expedición a Dinamarca , se podría resumir de la siguiente manera:
En la primavera de 1807, el de la Romana obtuvo el mando sobre el Cuerpo Expedicionario de Dinamarca, fuerzas españolas destinadas a apoyar a Napoleón en su guerra contra la coalición que fueron a engrosar los efectivos de vigilancia en las costas del mar del Norte. Formada por unos 15.000 hombres, la división española estuvo integrada por contingentes que se hallaban en la Toscana (regimientos de Infantería Zamora, Guadalajara y Cataluña y de Caballería Algarbe y Villaviciosa) y por cuerpos que partieron de España. Pero tras invernar en Hamburgo, la llegada de rumores sobre los acontecimientos que se estaban produciendo en España sembró la desconfianza entre los soldados españoles, hecho que dio como resultado el que los regimientos fueran ubicados en paraje más seguro, y con pretexto de una invasión en Suecia fueran aislados y divididos en el territorio danés. Quedando así entre el mar y el propio ejército francés. El movimiento tuvo lugar en marzo de 1808, y las tropas españolas quedaron distribuidas entre Jutlandia, Fionia, Langeland y Selandia.

En esta situación recibieron en junio un despacho de Don Mariano Luis de Urquijo para que prestasen juramento a José Bonaparte, lo que aumentó el descontento y provocó la sublevación en Selandia de los regimientos Asturias y Guadalajara, que fueron desarmados por las tropas napoleónicas. Entre tanto, diputados españoles en Londres habían preparado un plan para rescatar a los soldados en Dinamarca con el auxilio de una escuadra inglesa; tras conseguir contactar con el Marqués de la Romana, éste preparó la huida reagrupando parte de las tropas en Langeland , desde donde embarcaron hacia Gotemburgo el 13 de septiembre para regresar a España en las naves británicas.

Esta famosa peripecia es la que narra, en parte, la obra del pintor romántico sita en el Museo del Prado. En ella se representa un acontecimiento previo a la partida hacia Suecia del que da noticia el Conde de Toreno: “Juntos en Langeland, clavadas sus banderas en medio de un círculo que formaron, y ante ellas hincados de rodillas, juraron con lágrimas de ternura y despecho ser fieles a su amada patria y desechar seductoras ofertas”.

Este momento es el que representa Castellano, colocando en el centro del lienzo al Marqués de la Romana vestido con uniforme de teniente general en el acto de jura de fidelidad, junto a sus tropas y a las banderas como representación de su lealtad a la resistencia a la invasión napoleónica.
Al contemplar el cuadro llama la atención la importancia que el pintor ha querido conceder a la uniformidad de los soldados; dicha circunstancia contrasta, a su vez, con las líneas que el historiador y político francés Adolphe Thiers dedicó a esta fuerza expedicionaria en su “Historia del Consulado y del Imperio”, donde señalaba que estos soldados iban «mal vestidos», contradiciendo documentos de la época que afirmaban que los uniformes se hallaban en buen estado. Sin embargo, habría que atribuir a la imaginación del pintor, o a su deseo de magnificar la escena con la representación de uniformes vistosos la inclusión en el cuadro de húsares de María Luisa, ya que ningún documento conocido alude a esta caballería como integrantes de la Expedición a Dinamarca.
Es posible que, a los ojos de un experto uniformólogo, la obra contenga alguna inexactitud más, ya que su autor repite este tipo de errores en sus trabajos sobre el “dos de mayo madrileño”, pero su acertada composición y preciosa factura no debería empañar sus “pequeñas” licencias.

Esta misma clase de error aparece en el “Diorama de la Expedición del Marqués de la Romana a Dinamarca” -copia en el Museo del Ejército del original del Prado-, en el que su autor, Bartrina, repite los mismos uniformes del cuadro de Castellano.

viernes, 14 de mayo de 2010

Los rostros de Colmeiro

Siguiendo con la tónica de cubrir y descubrir a aquellos artistas españoles que han dedicado su trabajo, o parte de él, a la temática histórica y militar, hoy toca hablar de un pintor y escultor del que tuve noticia hace relativamente poco tiempo, gracias a mi buen amigo Miguel A. Pérez, el cual me abrió los ojos a la apasionante y peculiar obra que ahora os presento

Antonio Colmeiro Tomás, nació el 19 de febrero de 1932 en Barcelona. Militar profesional, alcanzó el grado de Coronel del arma de Artillería, pasando a la reserva en 1986. Su vocación artística le viene desde la infancia de la mano de su padre, licenciado en la Escuela de Bellas Artes de Valencia.
Pintor, escultor y retratista, es también un dibujante e ilustrador de talento, gran formación humanista e indiscutible calidad pictórica, con una gran carga literaria en toda su obra. Su compleja y polifacética personalidad es, quizás, la razón por la que ha conseguido despertar en numerosos escritores, poetas y críticos de arte una apasionada admiración.


Su primera época fue como dibujante aficionado, realizando trabajos para varias publicaciones como “Selecciones Ilustradas”, “Joyas literarias juveniles”, o la revista “Ejército” –cuya portada ha ilustrado durante más de diez años- . Una vez abandonada esa etapa, y espoleado por los diferentes premios del que ha sido merecedor, se ha dedicado a la pintura, combinándola en los últimos años con la escultura. Sin perder por ello su condición de militar, sus distintos destinos por la geografía española y africana han sido, junto con su amor por la historia y nuestro ejército, sus auténticas fuentes de inspiración.

Su obra, en la frontera de lo surreal, se funden la realidad y la imaginación en una mágica y literaria síntesis. Colmeiro, dibujante excelente, posee una técnica personalísima, logrando transparencias, efectos luminosos y tonalidades que a veces se antojan inverosímiles, todo ello con una precisión y seguridad sorprendentes.
El mundo barroco, fantasmal y grotesco que habita en una gran parte de sus trabajos, y en el que da rienda suelta a una fantasía sensual, desbordada e inquietante, contrasta con la sobriedad emocionada de otros lienzos, apuntes y dibujos, la mayor parte de temática histórica, en los que el artista logra también aciertos sorprendentes. La obra de Antonio Colmeiro, plena de resonancias poéticas, posee una insólita belleza ilustrativa y un extraño y misterioso encanto.

Su extensa obra se encuentra repartida por colecciones privadas y estamentos públicos, pudiéndose ver ocho de sus grandes esculturas (“el Cid”, “Hernán Cortes”, “el soldado español”, “Don Pelayo”, “soldado de los Tercios”, “Pizarro”, “el Almogavar” y “Agustina de Aragón”) en los patios de armas del Palacio de Buenavista de Madrid –sede del Cuartel General del Ejército-, el "Mural de Doña Berenguela” en el Alcazar de Toledo, el “retrato de S.M. el Rey” en el Palacio Real de Valladolid.

Antonio Colmeiro, a sus 78 años, vive retirado en la Islas Canarias, dedicado a su familia y a sus nietos. El mismo ha descrito su trabajo artístico de esta manera: "Siempre el rostro del ser humano domina mi obra. Porque sólo el hombre en su infinita dimensión tiene la luz interior que da vida a la materia. Por eso me interesan los rostros y las manos, porque son la única ventana al infinito".
Quien quiera ahondar en su trabajo; en la página Web: http://www.arrakis.es/~colmeiro/ , puede verse gran parte de su obra, tanto pictórica como escultórica.

viernes, 7 de mayo de 2010

Premios Ejército 2010 de Miniaturas Militares

Esta semana se han fallado, en el Palacio de Buenavista de Madrid, los Premios Ejército 2010, y como el pasado año, me gustaría ofreceros en primer lugar una visión del apartado referido a las Miniaturas Militares, dejando para una próxima actualización los premios de pintura y fotografía.

Como novedad este año, a las clásicas categorías de figuras individuales y dioramas, se han añadido las de infantil y juvenil, en un intento de acercar y difundir el Premio a los aficionados más jóvenes.


En la categoría de dioramas el Premio ha recaído en la obra “La batalla de Cuerno Verde. Colorado 1779” de Luis Ángel Ruíz Fernández; el de figura individual ha sido para la obra “Aerostación Española, Capitán Alfredo Kindelan” de Miguel Ángel Pérez Rubio; el Premio juvenil ha sido para “Legionario, Guerra Civil (1.936-1.939)” de Aníbal Sánchez de la Torre; mientras que el Premio Infantil ha ido a parar a la obra titulada “Esto es un Tercio español” de los hermanos David y Diana Pérez Palmero.


El original trabajo de Luis Ángel Ruiz trata de un episodio de nuestra historia muy poco conocido, como es uno de los combates, que a finales del siglo XVIII, nuestras tropas en America del norte sostuvieron con los indios comanches. La composición esta formada por figuras transformadas, en mayor o menor grado, y otras modeladas casi por completo, y sobresale por su movimiento y rico colorido.
La figura de Miguel Ángel Pérez es un homenaje al pionero de la aeroestación española. A destacar, no solo el trabajo de transformación y modelado del militar, sino la construcción y decoración de una sección de la cabina del dirigible “España”.
De las obras premiadas en los apartados juvenil e infantil, solo he podido conseguir fotos de este último: una preciosa escena -en tono de comic- de nuestros Tercios, pintadas por los hijos de Miguel Ángel Pérez, de cuyas manos salió el modelado.

Significar que el fallo de este año ha sido uno de los más complicados que se recuerdan, debido sin duda a la cantidad y calidad de las obras presentadas. Prueba de ello, es la participación en esta edición de miniaturistas reconocidos, tanto nacional como internacionalmente, de la talla de Julio Cabos, Antonio Zapatero, Iñigo Rodríguez, Agustín Pacheco, Mario Ocaña, Antonio Meseguer, o los mismos premiados.


La entrega de premios de esta edición se celebrará el día 29 de junio en el recién inaugurado Museo del Ejército de Toledo, ya que parece ser que abre sus puertas el día 23 del mismo mes.