viernes, 11 de diciembre de 2009

Los retratos de Vicente López

El general Pascual Zaya
Tradicionalmente se ha considerado al siglo XVIII español como un periodo pobre en lo que a las artes se refiere, ya sea por la cantidad de artistas extranjeros que vinieron a trabajar al servicio de la nueva dinastía, los Borbones, o por la fuerte personalidad de Francisco de Goya, que llenó el último cuarto de siglo e inauguró el siguiente. Ambas circunstancias han restado protagonismo a un periodo importantísimo para la formación de los artistas plásticos, por acontecer en él la creación de las Academias de Bellas Artes, que serán las encargadas de marcar las nuevas directrices en la enseñanza artística, basadas en el orden, la razón y el buen gusto.

Húsar de Olivenza

Vicente López fue uno de estos artistas, fiel seguidor de la doctrina académica. Nacido en Valencia en 1772, estudió en la Academia de San Carlos y completó su formación en Madrid en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tras permanecer en la capital trece años, donde recibirá la influencia de pintores como Francisco Bayeu o Mariano Salvador Maella, regresa a Valencia en 1792 donde pintará a Fernando VII con el hábito de la Orden de Carlos III y numerosos retratos de los jefes militares franceses que ocupaban España durante la Guerra de la Independencia.

General Castaños

El sentido realista que demuestra en estos retratos hace que Fernando VII lo nombre Primer Pintor de Cámara en 1815 - sustituyendo a Goya, sospechoso de afrancesamiento- desplazándose nuevamente a Madrid donde se convertirá en el pintor de moda entre la aristocracia y alta burguesía madrileña. Falleció en Madrid en 1850 cuando era Primer Pintor de Cámara de Isabel II.

El general Juan Zabala

El Marqués de la Romana
Se le considera un pintor del Neoclásico, aunque por su formación en la tradición del barroco dieciochesco, su técnica es depurada, virtuosa en extremo. Une a un dibujo riguroso el colorido alegre y el buen gusto. Su producción se centra fundamentalmente en dos géneros: la pintura religiosa y el retrato. En este último es donde realmente hace alarde de la calidad artística que posee, en ellos no sólo refleja fielmente la psicología del personaje, de tamaño natural y muchos de cuerpo entero, sino que lo arropa en su ambiente, en el que destaca el preciosismo con que cuida los detalles. Dos cuadros destacan de su ingente obra: el retrato de don Félix López, un organista ciego; y el de Goya. Ambos gozan de una profundidad y de un intimismo difícil de encontrar en el resto de su obra.

El Capitán General Ventura Caro
Su particular forma de pintar dejó una escuela fecunda en la obra de sus hijos Bernado y Luis López Piquer.
Para saber más de su obra:

2 comentarios:

JorgeFS dijo...

Dices que la academia fijó "las nuevas directrices en la enseñanza artística, basadas en el orden, la razón y el buen gusto". Y esto me trae a la mente la eterna discusión sobre lo artístico y lo no artístico.

lmesteban dijo...

Bueno Jorge ya sabes, creo que como la misma palabra indica, lo académico o academicista trajo distintos movimientos de estilo clásico o neoclásico, muy puros en las formas, quizás encorsetó las formas en el arte hasta bien entrado el siglo XX, pero creo que fue indiscutible su labor educadora.

Por cierto, aquí os vala obra más conocida de Vicente López.